Dia 26. Desplazamiento al Escorial. Por la tarde visita a Segovia.
El Escorial fué el sitio elegido por Felipe II (El Prudente), para construir "Un palacio para Dios y una choza para mi". O al menos eso fué lo que nos dijo el guía. Yo mas bien pienso que pretendía equipararse a Salomón al ser tan poderoso que en su reino 'nunca se ponía el sol'. Cabe destacar el paralelismo entre las dos estatuas de la entrada de David y Salomón con el guerrero Carlos V y el prudente Felipe II. Lo de parecerse a una parrila invertida es mas bien producto de la casualidad.
Ordenó a Juan Bautista de Toledo edificar este monasterio que al final lo concluyó Juan de Herrera y fué en honor de San Lorenzo porque en el año 1557, el dia 10 de agosto, ganó la 'Batalla de San Quintín' a los franceses. Y a trabajar que se pusieron.
Se destaca en este monasterio-palacio el retablo barroco de la basílica, la planta de cruz griega y cúpula de 92 metros a imitacion de la de San Pedro de Roma. La bóveda plana en la que el rey le dijo a Juan de Herrera aquéllo de: "Juan de Herrera, Juan de Herrera, con los reyes no se juega".
Las cuatro columnas de 8 por 8 metros. La sala de la reina con suelo de terracota, la biblioteca, la sala capitular con los trampantojos de los dinteles, etc., etc. Podemos decir que fué muy instructiva las explicaciones del guía.
No tuvimos tiempo para el aperitivo porque el autobús se nos escapaba. Asi que a correr por las calles tratando de llegar a tiempo. Y llegamos a tiempo. y nos subimos al bus. Y nos llevó de nuevo al hotel 'Ruta de Castilla'. y este dia almorzamos arroz con pollo, merluza y helado. Se superan cada dia.
No hay tiempo para la siesta..... Nos vamos a Segovia. dos kilómetros desde el hotel.
Segovia la habíamos visitado dos dias atrás asi que poco mas se podría ver. El grupo entró a visitar el Alcázar, mi mujer y yo preferimos alejarnos y pasar la tarde a solas por los caminos y alamedas que componen la 'Ruta de la Muralla'. El sitio estaba lleno de álamos, castaños y otros árboles y arbustos cuya frondosidad nos hacía cobijarnos del sol que apretaba con ahinco en esa hora del dia. Fué un tranquilo paseo de mas de una hora por un lugar idílico. Allí se respiraba paz y amor.
Después entramos en la ciudad por la plaza de la Artillería y nos sentamos en un bar a tomar un café mientras contemplábamos a los viandantes. Un paseo por las calles Cervantes y Juan Bravo hasta la Plaza Mayor y de nuevo al acueducto a tomar el autobus que nos llevaría al hotel
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